Durante mi último viaje a España decidí visitar tres localidades marítimas muy conocidas de la Costa Brava como Blanes, Lloret de Mar y Tossa de Mar. Primera etapa de mi estancia fue Blanes, quedandome allí un par de días para descubrir su historia y naturaleza. Además, es la base ideal para descubrir la comarca y también para hacer excursiones guiadas a Barcelona. Todos los detalles sobre estas actividad se encuentran en la siguiente página web.
Dónde está Blanes y cómo llegar
Blanes se encuentra en el norte de Cataluña, a unos 70 Km de Barcelona. Es conocida como la puerta de la Costa Brava porque aquí empieza la comarca. El río Tordera, en el sur del municipio, divide las provincias de Barcelona y Girona.
Blanes está muy bien conectada con las ciudades más importantes de la región y se puede llegar también en autobús y tren. Los aeropuertos más cercanos son los de Girona – con posibilidad de reservar los traslados con antelación – y Barcelona. En mi caso, aterricé al aeropuerto El Prat y cogí el autobús Sagalés (línea 603) llegando a la estación de Blanes en un par de horas.
Qué ver en Blanes en dos días
Dos días enteros fueron bastantes para conocer la historia y la cultura de Blanes así como sus playas y calas. Como alojamiento elegí el Hotel Costa Brava, situado en zona céntrica a unos minutos paseando del centro y del paseo marítimo. El listado con todos los hoteles se encuentra aquí.
Itinerario por el centro histórico de Blanes
Entre los palacios modernos que cada verano acogen una multitud de turistas, todavía se encuentran edificios y lugares que nos cuentas más de 2.000 años de historia.
El monumento más emblemáticos es sin duda la fuente gótica, realizada en el siglo XV y aun en perfecto estado de conservación. Está colocada justo al lado del Teatro de Blanes. A unos minutos de aquí, pasando por Carrer Nou, se puede visitar la Iglesia Parroquial de Santa María, construida según el estilo gótico del siglo XIV. La iglesia es un conjunto arquitectónico único con las ruinas de los muros exteriores del antiguo Palacio de los Vizcondes de Cabrera del siglo XV. Es uno de los sitios que más me gustó, sobre todo por la forma que recuerda la de un castillo.
Entre los varios itinerarios propuestos por la oficina de Turismo de Blanes, hice uno un poco adaptado a mis exigencias gracias al cual pude mirar algunos edificios históricos de los Indianos y las Ermitas.
Con el término indiano se indican las personas que durante el siglo XIX se marcharon de Blanes hacia América para abrir sus negocios y enriquecerse. Luego volvieron a sus país y construyeron edificios públicos según el estilo modernista. Algunos ejemplos son Casa Oliveras (del 1890, hoy es un bar) en Passeig de Dintre 10, Casa de la Vila (reformada en 1886), Casa del Poble (1920s), Can Nonell en Calle Esperança 8 (uno de los rincones más bonitos y colorados del centro ciudad).
En pleno centro y en los alrededores se encuentran Ermitas que reflejan la relación entre el pueblo y el mar, por ejemplo la Capilla de Nuestra Señora de la Esperança, si no el pasado de Blanes, como la Capilla de la Antigua, la primera a ser realizada.
El paseo marítimo de Blanes, las playas, las calas y los jardines
En un día entero hice un paseo fantástico y rodeado por la naturaleza, llegando al Castillo de Sant Joan pasando por los caminos de ronda. La ruta empezó desde la desembocadura del río Tordera, donde hay una laguna muy característica.
La playa de S’Abanell
Luego sigue el largo paseo marítimo de Blanes que acaba al pequeño puerto. Por primero se encuentra la playa de S’Abanell, con su agua tranquila y cristalina. Es una zona con varios campings, hoteles, apartamentos y restaurantes. Junto a mi «guía» Roger (¡gracias!) comimos al Restaurante El Sorrall, un sitio informal con menú del día que ofrece platos típicos… y muy ricos!
Además, durante el verano de esta playa salen los barcos para Lloret y Tossa de Mar.
La roca Sa Palomera
La playa de S’Abanell acaba a Sa Palomera, la roca símbolo de Blanes porque aquí empieza oficialmente la Costa Brava. Os consejo subir encima hasta la bandera catalana, de allí se puede mirar toda la costa y, si vais al anochecer, el panorama os dejará simplemente sin palabras.
Enfrente de Sa Palomera hay S’Auguer, el típico barrio de los pescadores con sus barcos todavía aparcados en la playa. Hoy aquí destacan algunos de los mejores restaurantes de la ciudad, donde claramente debéis probar el pescado del día. Nosotros elegimos el Restaurante Sa Malica, ubicado justo delante de la roca. Una comida excelente, con un mixto de pescado, la fideuà (especialidad local) y por fin la crema catalana.
El paseo marítimo de Blanes y su playa principal
Tras este barrio se extende el paseo marítimo principal de Blanes, Passeig Cortils i Viela y luego Passeig de la Mestrança. Durante el camino es posible mirar algunos monumentos como el «marco de la Costa Brava» y la estatua de Karl Faust, el fundador del Jardín Botánico Marimurtra. Además, por aquí hay varios bares y restaurantes con terrazas con vista de la playa principal de la ciudad (con arena dorada).
El puerto y cala Punta de Santa Anna
Punto de llegada es el pequeño puerto, donde dal lunes al viernes por la tarde se puede asistir a la subasta del pescado en el edificio de la Lonja. Justo al lado no hay que perder la cala Punta de Santa Anna, una playa con guijarros dorados y un entorno natural estupendo. Encima del acantilado está el antiguo Convento de los Capuchinos, hoy desafortunadamente cerrado al público porque es un edificio privado.
Otras calas y playas de Blanes
De aquí empieza el camino de ronda que nos lleva a algunos de los sitios más bonitos de Blanes. Durante el recorrido se encuentran otras calas, Sant Francesc y S’Agulla, y la playa Treumal, la última de la ciudad y frontera con el municipio de Lloret de Mar.
Es posible llegar a estos lugares a través de senderos fáciles y siempre bien evidenciados que siguen el perfil de la costa cruzando áreas donde la urbanización es muy limitada, aparte de algunas Ermitas como la Capilla de Sant Francesc.
Los jardines de Blanes
Tuve también la oportunidad de visitar el:
- Jardín Botánico Marimurtra, fundado en los 1920s por el alemán Karl Faus. Es el más notable de Europa gracias a sus 3.000 y pico especies exóticas. Así que en un solo lugar se miran plantas de casi todo el mundo. Además, hay varios miradores desde donde observar la costa y sus acantilados, la cala de Sa Forcanera y el agua cristalina del Mar Mediterráneo. Durante la visita conocí a Susanna que me explicó la historia del cava «Ses Vernes«, producido en las viñas de las colinas de Blanes, con degustación final de sus variedades blanco y rosado.
- Jardín Pinya de Rosa, abierto en 1945 por voluntad del barcelonés Ferran Riviere, hoy reúne más de 7.000 especies diferentes, sobre todo Opuntias, creando así un paisaje tropical único.
El Castillo-Ermita de Sant Joan
Última etapa del camino y también de mi visita de Blanes es al Castillo y Ermita de Sant Joan. Se trata de un conjunto arquitectónico realizado entre lo siglos XI y XV. Así como la roca de Sa Palomera, es un emblema de la localidad española. El lugar más fascinante donde sacar una foto es desde la antigua puerta de acceso con detrás el panorama de la costa. Mi consejo es subir hacia arriba para poder disfrutar de un vistazo a 360° de los alrededores de Blanes. Entre estos destaca la Ermita de Santa Barbara, con su capilla en estilo románico del siglo XII y la casa-torre de defensa del siglo XVI.
Dos días en Blanes me han permitido conocer lo que ofrece este destino turístico además de la clásica vacación playa-mar.
He descubierto así un patrimonio notable, que incluye una historia y cultura milenarias y un entorno natural de rara belleza que no deja de surprender quien lo observe.