Una de las etapas de mi último viaje en Cataluña fue Lleida (o Lérida en castellano), ciudad ubicada en el interior de la comunidad autónoma y de camino hacia Aragón. No es unos de los destinos turísticos más conocidos de España y también por eso me lo pasé muy bien. De hecho, tuve la oportunidad de pasear por su casco histórico y visitar los lugares más emblemáticos con mucha tranquilidad, encontrando pocos turístas.
Mi consejo es quedar una noche para tener todo el tiempo necesario para disfrutar de Lleida y de su importante patrimonio. Al anochecer es uno de los mejores momentos para dar un paseo por el parque en las orilllas del río Segre mirando a la Seu Vella al horizonte. Además, la ciudad puede ser la base ideal para explorar los Pirineos, a unos 150 Km de aquí.
Qué ver en Lleida en 2 días
Por ser situada en medio de una llanura muy fértil y cruzada por el río Segre, Lleida ha sido desde el principio una amalgama de pueblos y civilizaciones. Fue fundada por losIlergetes Ibéricos en el siglo V a.C., alrededor del 205 d.C. pasó a los Romanos que la llamaron Ilerda. Entre los años 716-719 estuvo bajo el dominio musulmán hasta la Reconquista por parte de Ramón Berenguer IV en 1149.
Los edificios del casco viejo son testigos de las distintas épocas históricas de Lleida y han llegado a nosotros no obstante los graves bombardeos durante la Guerra Civil Española, en particular él del noviembre de 1937.
Seu Vella y Castillo del Rey-La Suda
Este conjunto monumental es sin duda el símbolo de Lleida y su principal atractivo turístico. Colocado encima del cerro que domina el casco antiguo, se nota a kilómetros de distancia, por ejemplo es visible ya por aquellos que llegan en tren. Declarado Bien Cultural de Interés Nacional, es la única evidencia del barrio gótico que durante la Edad Media se extendía por toda la zona, antes que empezara a ser destruido a partir del siglo XVII para erigir una fortaleza militar.
El Castillo del Rey (siglos XII-XIV) sirvió como residencia de los Reyes de Aragón durante sus visitas de la ciudad. Es conocido también como “La Suda” porque se levanta sobre los restos de una fortificación del siglo IX llamada la Sudda. Fue utilizado por los soldados hasta el 1948 y solo se ha conservado una pequeña parte del edificio, básicamente ruinas.
La Catedral Vieja fue construida sobre los restos de una mezquita musulmana entre el 1203 y el 1431, año en el cual se finalizó el campanario. Trabajaron aquí muchos de los mejores talleres de la época pero lo que sorprende de sus interiores es la falta de elementos decorativos. Eso es debido a la ocupación militar durante la Guerra de Sucesión Española del 1701-1715 y su utilizo como campo de concentración en la Guerra Civil. De todas formas, en las varias salas se pueden observar aun algunas evidencias de pintura mural del periodo gótico.
La visita comienza en la Canonja, un espacio que a lo largo de los siglos sirvió como Sala Capitular, Archivo y sede de la organización caritativa de la Pia Almoina. Fue fundada en 1168 y atendía los pobres así como los peregrinos en camino hacia Santiago de Compostela.
En el sector occidental del conjunto se encuentra el Claustro, considerado como uno de los más grandes e importantes en estilo gótico de toda Europa. En sus cuatros galerías hay diecisiete ventanas, quince de las cuales con motivos diferentes y solo dos iguales. El lado sureste es un auténtico mirador sobre Lleida y permite el acceso al Campanario. Fue levantado entre los siglos XIV-XV y cuenta siete campanas, dos son góticas y fueron construidas en el s. XV, las otras son electricas y de mediados del s. XX. Tiene unos 60 metros de altura y hay 238 escalones para subir encima. La vista es preciosa, un panorama a 360° donde también se pueden ver los Pirineos al horizonte.
La Catedral presenta una planta de cruz latina de tres naves y fue consagrada al culto en 1278. El estilo arquitectónico dominante es el románico, sobre todo en los portales y capiteles, pero también hay elementos góticos. Dos lugares merecen una mención especial:
- la Capilla de Sant Tomàs, una pequeña joya que conserva las pinturas más antiguas de la Catedral (principio del s. XII) donde la imagen de la Virgen con el Niño se une con motivos geométricos de claro estilo mudéjar;
- la Capilla de los Requesens (final del s. XIV), alberga una importante decoración escultórica en la bóveda con representaciones de los Santos y de los escudos de la familia.
Encontrais más informaciones, horarios y precios en la pagina web de la Seu Vella.
Lugares para descubrir en el casco viejo
De la Seu Vella se puede llegar en centro a pie pasando por la Puerta del León o en ascensor, hacia la Plaza de Sant Joan.
Aparte del cerro donde se levanta la Catedral, el casco histórico está bordeado por la Rambla que acaba enfrente de la estación de ferrocarril, el río Segre y el Castillo de Gardeny.
Aunque parezca una zona bastante pequeña, la verdad es que su calle principal y peatonal – Carrer Mayor – tiene una longitud de 3,5 kilómetros y es una de las calles comerciales más largas de Europa (alrededor de 450 negocios).
La Cuirassa, el barrio judío de Lleida
Durante la época musulmana, Carrer de Cavallers separaba las comunidades cristiana y judía. Estos últimos vivían en la Cuirassa, la Judería de Lleida. Este nombre particular, utilizado solamente aquí, deriva de la antigua Coiraça andalusí y era un avance de la muralla que bajaba desde la Seu Vella y que luego fue el lugar donde los judíos establecieron sus barrio.
Desafortunadamente no ha quedado nada de esta pequeña “ciudad” ya que fue totalmente arrasada tras la definitiva expulsión de sus habitantes en el siglo XV. Un itinerario señalizado permite descubrir a los visitantes el espacio ocupado por el barrio para imaginar su estructura urbana y la vida cotidiana de los judíos.
La Capilla de Sant Jaume, Plaça de la Paeria y Plaça de Sant Joan
En la intersección de las calles Mayor y de Cavallers se encuentra la Capilla dedicada a Santiago, construida en lo que era el barrio cristiano durante el dominio musulmano. En el interior hay una escultura del Apóstol y sale en procesión cada 24 de julio, el día de su festividad. Esta capilla, también conocida como “Peu del Romeu”, está incluida en la ruta catalana del camino de Santiago, un recorrido que empieza del Monasterio de Montserrat para pasar luego en ciudades como Zaragoza, Logroño, Burgos, León y Ponferrada.
Al otro lado de la calle se puede mirar Casa Magí Llorens, uno de los varios edificios modernistas de Lleida.
Continuando por la calle Mayor se llega a la Plaza del Ayuntamiento. El edificio es llamado también “de la Paeria”, una palabra que proviene dal latín Patiari y que significa “hombre de paz”, un reconocimiento recibido por el Rey Jaime I en 1264. El palacio fue levantado a principios del s. XII y fue donado a la ciudad en 1383 por sus propietarios, la familia Sanaüja. Tiene una doble fachada: la de estilo románico da a la Plaza, otra neoclásica al río Segre.
El Ayuntamiento está abierto todos los días y la entrada es gratuita. Desde el hermoso patio se puede bajar al nivel inferior para visitar los restos arqueológicos de la época romana así como de baños andalusinos de los siglos IX-X.
La Plaça de Sant Joan es otro lugar característico de Lleida y es donde los ciudadanos suelen encontrarse para charlar y tomar algo en uno de sus bares. Además, de aquí se ve muy bien la Seu Vella y hay un ascensor para subir. La Iglesia de Sant Joan fue construida a finales del s. XIX en estilo neogótico y merece la pena entrar para mirar los vitrales y los tres rosetones que representan la Asunción de María, la Epifanía y el Baptisterio de Jesús.
La Catedral Nueva, el Antiguo Hospital de Santa María y el Castillo Templario de Gardeny
En Carrer Mayor se ubica la oficina de turismo de Lleida y justo a unos pocos pasos se llega a la Plaça de la Catedral, dominada por la Catedral Nueva barroca erigida entre los años 1761-1781.
Las decoraciones interiores son obras de artistas y artesanos locales y cada uno de ellos contribuyó trabajando según su proprio estilo. Destacan las imagenes de la Virgen de Montserrat, la patrona de Cataluña, y de la Virgen del Blau, llamada así por el hematoma que según la leyenda fue provocado por un martillo lanzado por el escultur cuando, de vuelta de un viaje, descubrió que un discípulo suyo había finalizado la obra mejorando su versión original.
En la misma plaza se puede visitar el Antiguo Hospital de Santa María, un palacio gótico-plateresco de los siglos XV-XVI. En la actualidad es la sede del Instituto de Estudios Ilerdenses y además es un espacio de exposiciones temporales.
El recorrido por el casco histórico de Lleida acaba a un kilómetro de aquí, con la subida al Castillo de Gardeny. Durante la segunda mitad del s. XII los Caballeros Templarios levantaron una fortalenza en esta ubicación estratégica que se había utilizado ya anteriormente como base de operaciones militares. Por ejemplo, en el 49 a.C. Julio César vino aquí para enfrentarse con los soldatos romanos Petreio y Afranio que apoyaban a Pompeyo.
En los siglos XVII-XVIII se amplió el recinto defensivo para que pudiera resistir los ataques con artillería. Los restos que se ven hoy corresponden al conjunto militar de aquella época.
Los espacios naturales de Lleida
Alrededor del centro histórico de la ciudad catalana hay varios parques, perfectos para relajarse y buscar un poco de frescura en los días más calurosos del verano, cuando las temperaturas pueden superar los 40°C. Hablando del clima en Lleida, en invierno hace bastante frío y la niebla es muy frecuente.
La zona verde más grande se extiende en las orillas del río Segre, que cruza la ciudad para luego desembocar en el Ebro en la Comunidad Autónoma de Aragón. Es el lugar ideal para dar una vuelta al anochecer disfrutando de las vistas preciosas del casco viejo y de la Seu Vella.
El Parque de los Campos Elíseos es otra área con encanto, se pasea bordeando jardines, estanques y muchas esculturas. La más famosa es la Fuente de la Sirena, instalada en 1982 y muy querida por los habitantes de Lleida.
Cómo llegar a Lleida y dónde alojar
La ciudad se encuentra en una posición estratégica de paso obligado entre Barcelona y Zaragoza y por supuesto con otros destinos nacionales e internacionales.
Lleida es accesible también para quien viaja en transporte público, sobre todo en tren. Por la estación de ferrocarrill Lleida-Pirineus, ubicada a unos 10 minutos del centro, pasa la linea de AVE Madrid-Zaragoza-Barcelona así como los trenes de media-larga distancia y los regionales de Cataluña.
El edificio de la estación, construido a principios del siglo XX y renovado en 1997, alberga también el Hotel Acta Rambla (3 estrellas). Me quedé 2 noches y, aparte de la belleza de sus interiores, me sorprendió mucho su silencio y tranquilidad a pesar de la ubicación tan céntrica.
El buffet de desayuno se sirve en la tercera planta y para llegar hay que cruzar la terraza panorámica sobre la fachada de la estación y desde la cual se puede mirar la Seu Vella de Lleida.
